miércoles, 11 de diciembre de 2013

Fábula de la xana descalza.





Dibujo carboncillo de Chon para "libro viajero" de 1 de Primaria Carmen Ruiz Tilve 2013-2014




A pesar de su aspecto endeble, la vieja mecedora todavía parece capaz de sostener el peso de los mejores recuerdos de la abuela. Su delicada urdimbre aún entrelaza con ternura mis primeras lecciones de vida. Todo está como yo lo recordaba. El tiempo parece haberse detenido para siempre en la pequeña cocina. El pucheru de cobre, la pesada masera de roble, la riestra chorizos en la alcayata, el cestu llenu de astilles de leña…  Y entonces sucede la magia, y vuelvo a recordarla, con sus dos océanos  serenos clavados en mí:

-Las historias que no se cuentan piérdense pa siempre, mi nenu… Así me lo enseñó a mí tu bisabuela, y a ella la tu tarabuela…

-¿La mi tataraqué, abuela?

-La tu bisabuela Balbina. La que siempre dices que asusta un pocu en esa foto del salón. Eren otros tiempos. No tuvimos tiempo a ser guajes, como vosotros. A nosotros nadie nos enseñó a leer, ni a escribir, mi nenu… eres muy pequeñu tovía pa entendélo, pero fueron muches les histories que ya se perdieron. Con el pasu de los años la memoria fállanos a los vieyos. Son coses de la vejez…

-Pero eso a ti no te pasará, güelita. Cuéntamela otra vez. Algún día aprenderé a leer, y a escribir, y los tus recuerdos no se perderán. Seré capaz de escribílos de una manera tan guapa que nadie los olvidará jamás. Cuéntamelu otra vez, por favor…

-Bueno. Tá bien. Siéntate aquí al mi lao y escucha con atención: Cuentan les leyendes más antigües que en la cueva de la Forciella habitaba una bella xana. Muchos vecinos del pueblu aseguraban haberla visto al caer la noche, cubierta de niebla y con los pies descalzos. Tan admirada era la su belleza que hasta los lobos bajaben del monte a espiála en les noches de luna llena . En otoño dedicábase a desvestir a los árboles, cubriendo el bosque de pétalos de luna y alfombrándolu de hojes seques. Pasábase  la noche cantando y silbando, y en el claru del bosque de Les Becerreres  sentábase  a facer con les manos guirnaldes de flores, diademes de vientu y colgantes de plumes multicolores. Con agujes feches de espina de puercu espín y teles de araña texía pañuelos de plata que decíen que secáben les lágrimes y quitaben les penes antes de que salieren.

Muches muyeres del pueblu prohibieren a los sus paisanos salir de casa al anochecer, porque decíen les males lengües que los homes perdíen la razón enlloqueciendo de amor solo con véla. Así ye que a pesar de la su belleza vivía en soledad, porque esa yera la su maldición. Diz la leyenda que hacía muchísimos años ella hubiere sío una bellísima princesa, admirada por la su belleza; pero que su padre el rey la había consentío hasta el extremu de hacéla caprichosa y foína. Trataba con despreciu a tou el personal del palacio, y cuando se hizo mayor de edad  pidiói al padre como regalu de cumpleaños que hiciera llamar al meyor magu del país:

-Conviérteme en la muyer más hermosa del mundo –dijoi ella al magu-. Quiero que tou el mundo se quede asombráu con la mi belleza, y que la mi mocedá no se pierda jamás.

-Sea lo que usted desea, mi futura reina, pero si le concedo ese don vivirá eternamente desgraciada, porque sepa su majestad que su belleza despertará amor en todo lo que la rodea, pero hasta que no sea capaz de amar no sabrá lo que es la felicidad.

-No me importa –contestó enfurruñada.

Los años fueren pasando, y con cada primavera empeoraba el humor de la princesa, hasta el puntu de que no soportaba la presencia de los homes, siempre adulando la su belleza. No había home en el mundu que no soñase con facéla muyer suya, y eso hacíala rabiar, porque a ella no i gustaba ningún paisano, fuese príncipe o labriegu. Aprendió a vivir feliz en la su soledad, y empezó a salir del palacio solo cuando la oscuridad impedía a los homes véla. Cada noche escapaba al monte, y cantábaios a los árboles, y hablábaios en susurros, sin dáse cuenta de que la su maldición afectaba por igual a persones, animales y coses. Pa ella eren simplemente árboles, pero los árboles del bosque empezaron a desear cada anochecer, enamoraos, esperando les visites de la xana. Una tarde de agosto lluviosa quiso la mala suerte que un músicu que iba de pasu por el bosque se refugiase entre les rames de un sauce, entreteniendo la su espera con la melodía de la gaita, y que la armonía del su cantu llamara la atención de la xana. Al acabar el conciertu los sapos de la charca bailaben con les ranes, y la luz de una luciérnaga sorprendió a la xana lanzándoi un besu al artista, ilusionada. Dicen que esi gestu partiói el alma al sauce, que se volvió locu de desamor desbordándosei la savia en largues y denses lágrimes. La xana y el músicu marcharen cogíos de la mano, y nadie los volvió a ver por el bosque. Al tercer amanecer esi sauce secó, muertu de pena, y el restu de árboles del bosque lloraron por él hasta perder les hojes. Ahora a esi árbol llamámoslu sauce llorón, y a ella “la xana descalza”. Gracies a ella existe el otoño, porque al acabar el mes de agosto todos los árboles del bosque se acuerdan de esti cuentu con tristeza. Cuídate de ella, nenu míu, y de les que sean como ella, porque les muyeres que solamente quieren ser guapes por fuera hacen infelices a otros con la su belleza. Búscate una buena moza que sea capaz de amar a otru tantu como a sí misma, y cásate con ella, como hizo tu güelu con tu güela. Y cuando seas capaz de entender esti cuentu estarás preparáu pa que te hable de cómo llegó la primavera.

sábado, 8 de junio de 2013

Prólogo.




Fuente: Info Animal




Abuela…
Estoy sentado en el portal, como tanto hacíamos tu y yo antaño…  No sé si es mayo que se ha ido o soy yo el que no sabe volver; pero el caso es que siento que se escapa entre mis dedos todo cuanto era y he sido; y en la espera del recuerdo algo de mí y de ti se ha perdido. No sé ya reconocer la primavera si no es contigo, y el arco iris tan brillante de tus ojos, ahora dormidos, se estrella contra el olvido llenando manos y dientes de un musgo grasiento.

 Estoy desorientado sin ti; esa es la verdad... En ocasiones me despierto sudando, con tu recuerdo siempre moliéndome fuerte los huesos hasta dejarlos reducidos a un polvoriento cerco en la oscura estantería. Entonces me sonríes, rodeada en tu atalaya por otros recuerdos con rumor a hojas pasadas; siempre con la silueta del atardecer perfilándose contra tu foto. Y como cuando era pequeño, de nuevo lo consigues... haces que tu sombra me engulla llenándome de calma.

 Tanto y tan a menudo te siento que hasta las gaviotas escupen gotas de pesada lluvia agrandando un océano que ya me ahoga, harto de bracear contra tu imperecedero silencio.
Y entonces, cuando lo creo todo ya perdido, recuerdo tu mirada, y tus consejos; y dejo de tener miedo. Me asomo a la ventana, y asisto perplejo al hipnótico cortejo de las libélulas en celo. Se abrazan en el aire, acariciándose con delicadeza en pleno vuelo. Es de tal magnitud la perfección de sus acrobacias que me quedo en silencio observándolas hasta que toda mi oscuridad se desvanece.


domingo, 5 de mayo de 2013

¿Qué se le regala a la persona que te ha dado la vida?






He de admitir que hoy estoy un poco confuso. Son las vísperas del Día de la Madre y tengo la mente en blanco. ¿Qué le puedo regalar a la persona que lo ha dado todo por mí? ¿Qué podría darle a esa persona que ella necesite? Podría empezar por los abrazos perdidos en la distancia, con los besos que no le he dado por la falta de tiempo. Podría...; pero es imposible. Las cosas o se hacen en su momento o no se hacen. Podría comprarle algo material, algo que ella necesite; algo que la alivie en las tareas diarias del hogar; pero eso podría haberlo hecho cualquier otro día. No tiene por qué ser mañana precisamente...
¿Qué hace distinto el día de mañana a cualquier otro día? Para mí y para ella todos y cada uno de los días de nuestra vida han sido el día del padre, el de la madre o el del hijo. Que se lo digan a ella, cansada de cambiar pañales de tres en tres, tratando de alimentarnos, educándonos; cuidándonos de la mejor manera que siempre ha podido... A ella que ha sacrificado su juventud a cambio de la nuestra...
Que se lo digan a cualquiera de las mujeres obligadas a enterrar su dolor contra natura. Que se lo pregunten una por una, todas las madres del mundo te dirán que cambiarían gustosamente todo cuanto tienen a cambio de ver crecer a sus hijos sanos y fuertes. No; definitivamente... Nada hace especial al día de mañana excepto el hecho de que por una vez al año nos permitimos el lujo de recordarnos a nosotros mismos de dónde venimos. Para mi madre y todas las madres del mundo mi humilde y particular tributo. GRACIAS.


  
El ultimo regalo que me ha hecho mi hijo ha sido esta pequeña flor. Nunca creí que se pudiera dar tanto con tan poco... Felicidades a todas las Mamás. En la grandeza de estos pequeños detalles está el verdadero sentido de la vida.                                                                                                                                    

domingo, 7 de abril de 2013

Al amor de los quince años.






Te deseo suerte, porque el primer amor es irracional;  porque te verás obligada a comprobar que el amor es tan contradictorio que te empuja a  perderlo  todo al entregarte sin tan siquiera esperar nada a cambio.  Que es  un poco como perderse a sí mismo. 
 Que es despertar sueños dormidos y darles pequeñas pistas para que sepan encontrarte; es dejar pasar el tiempo sin apenas atreverse a mirar el calendario.
 Es fingir que las imperfecciones hacen tu mundo perfecto; reflejar tu propia vida en el espejo de una pupila tan ilusionada como la tuya.
 Es a la vez tan todo y tan nada que es tan cruel como para darte la vida para luego arrebatártela, borrando tu sonrisa de un plumazo y dejando cicatrices en tu rostro para siempre. Eso y mucho más es el amor, capaz de elevarte a la gloria y engullirte con tus propios miedos en menos de un segundo, es el vértigo de saber que si él deja de estar a tu lado para apoyarte y conducirte perderás  para siempre el equilibrio, tan pendiente  tu salud mental de su presencia  que un simple pestañeo te conduciría  a la derrota.

Es algo tan sumamente complejo que yo jamás me atrevería a aconsejarte; pero me veo obligado a decirte que al poner tu felicidad en manos de otro corres el peligro de perderla para siempre, y a los quince años todos hemos estado enamorados. Es algo recurrente e inevitable. Te deseo suerte. Solamente eso…

martes, 12 de febrero de 2013










AUSENCIA

 

Dicen que morir es descansar; para mí eso no es cierto,

el descanso se murió cuando mataste el amor nuestro.

Mis manos son testigo de tu ausencia,

esclavas de sí mismas; mudas, sin sustento…

Están secas y marchitas, la distancia es miedo, también silencio.

Saben desde entonces las mañanas a niebla y soledad,

porque la sal reseca mis labios, porque me hiela la oscuridad.

Jamás podrá abrirse fresca y tierna mi alma a otro hombre,

y es por eso que ahora, despidiendo al triste sol que ya se esconde

digo adiós por siempre a tu figura que se aleja. Es  tan honda esta tristeza

que vuelve mi condena ajena al calendario. No puedo ocultar mi pena

porque sé que tu recuerdo pesará en la distancia, es la amarga certeza

de saber que de ti jamás dejaré de estar hambrienta.

Viviré eternamente presa del silencio, para siempre esclavizada,

haciendo frente en solitario a este amor que ya se apaga.

Tú le has dado muerte, pero no puedo considerarte un asesino

porque eres y has sido el único amor de mi vida,

mi ansiada y fiel guarida, mi único recurso, mi única salida…

Debo ser fuerte, y asumir que guardarte en mi memoria

jamás será consuelo; porque recordar esa antigua gloria

es asumir que el amor no tiene dueño. Otra acaricia  tu mirada.

 

 

 

 




lunes, 14 de enero de 2013

El ladrón de almas







Hoy  he salido a cazar almas. Comenzó siendo una especie de pasatiempo para mí; pero con el paso de los siglos acabó convirtiéndose en una trágica necesidad; y es que cuando la única manera de sobrevivir es amar entre alaridos nadie podría ser un amante mas experimentado que yo. Bebo de tu vida, y la noche oscura me alimenta. El gozo incomparable de sentir mi vacío mezclándose con tu sangre convierte mis orgías en verdaderos festines, sorprendiéndome cada amanecer bailando al compás de tus latidos, con mis arterias colapsadas elevando hacia el infierno su satánico ronquido. Eres mía; y yo soy tu dueño. Me apropio de tu alma noche tras noche mientras tú me observas adormecida y sin sorpresa, suplicando que un nuevo delirio tenga comienzo.
Todo comienza sutilmente, con mi dedo acariciando tu vestido a la altura de tu vientre, con tu respiración entrecortada suplicando sin palabras que descienda con mi lengua lentamente hasta lamerte el ombligo, rasgando tu vestido como si nada ya importase aparte de ti y de mí; y esta noche que promete sexo y desenfreno.
 En tu placer reside acomodado todo mi poder, y se despereza al presentir la llegada de una oleada de lúbrico calor. Todo nuestro mundo se estremece mientras en lo más profundo de mi interior algo crece convirtiendo tu cuerpo en mi posada. Ambos hemos perdido la conciencia, y nos dejamos llevar por el delirante vaivén de unos cuerpos que han perdido por completo el dominio sobre sí mismos, empeñados en chupar, morder, besar…
 Yo no tengo vida si no es a través de ti; y eso hace que tú, lejos de sentirte mi esclava te muestres insumisa e insaciable, sedientamente hambrienta de cada una de mis vigorosas embestidas. Latido a latido el sudor irá apagando el encendido fuego en el que flotan en caótico desorden manos y piernas en posiciones antinaturales; y la furia de un nuevo amanecer luchará contra el encubridor vaho, ansioso de ser testigo de una de nuestras escapadas a este delirante abismo del sexo consentido y sin sentido. 
La luz de un nuevo día arrancará de mis pezones brillos de apagada condescendencia, y los anillos que hasta entonces sostenían la ingravidez de mi letargo volverán a empujar mi cuerpo hacia la tierra. Tierra llena de cagadas de palomas y de bestias. Tierra sin consagrar, sucia, llena de inmundicias.
 Cerrando la puerta sellaré con mi saliva un nuevo pacto de silencio. Su marido está a punto de llegar.