lunes, 24 de febrero de 2014

El guardián de mis lágrimas

Imagen tomada de Internet--LAVIOLACION, DEGAS, 1868

 
EL GUARDIAN DE MIS LÁGRIMAS



Y así pasó mi infancia, tristemente deseada,

incapaz de detener unas manos que me amaban.

 

Y se fue escondiendo la risa en mi ventana,

en las noches estrelladas miles de mis lágrimas.

Y a las horas más oscuras, acudía,

y la bestia que anida en mi sangre despertaba,

y entrando a la fuerza, como el demonio que era,

encontraba vencidos estos huesos que son cárcel y condena.

Recuerdo la inocencia de mis labios mancillada,

el latido acelerado, el vértigo homicida;

y me confieso indefensa y asustada,

porque con trece años soy cadáver de cadáveres.

 

Tengo fantasmas y demonios tatuados en mis bragas,

mi inocencia ensangrentada a lametazos,

con el miedo durmiendo al lado de mi cama.

¿Por qué no huí, me dicen?

Pues porque aceptas con tristeza tu destino,

porque las cadenas que te atan son de sangre,

y nadie escucha las verdades de una niña

con fantasmas y demonios en sus bragas.

 

A veces me dá por soñar,

y hasta finjo que duermo cuando sueño

porque he aprendido a vivir sin dormir,

y a soñar solamente cuando duermo.

En esos extraños momentos de demencia,

escondida mi vergüenza entre mis lágrimas

es cuando entiendo al fin la lengua de los fantasmas.

Y me confieso de nuevo, aterrorizada,

harta ya de tanto llanto y de violencia,

porque un padre protege. Un diablo hiere.

Un padre ama, y sus manos… sus manos son espadas,

y por mi pecho se escapa mi yo convertido en nada.

Sus labios no entregan ni reciben besos,

solamente saben robar lágrimas.

¿Quieren que confiese? ¡Pues confieso!

No fue hasta mi tercer aborto.

 

Tres veces hicieron falta

para descifrar el lenguaje del demonio,

y es que hasta Dios hizo siempre caso omiso a mis llamadas.

Que les cuente mis recuerdos, dicen…

Mis recuerdos solamente saben huir,

odiando la indefensión de mi obligada desnudez.

                                                                                                 

Que el demonio se apiade de su alma.






(texto presentado a corrección en el Taller Literario de El Cortijo, 25/2/2014)