El aire huele a tu piel
y se viste de negra noche
para decirme que jamás ha visto
una mujer que desprenda tal fuego;
que jamás ha conocido
otra de tal serenidad, de tal temple
que haga desviarse la mirada.
Dueña eres de mi aire y de mi cielo,
de mi mundo son tus ojos,
siempre alegres, gratos, virtuosos.
Quisiera devorar tu boca hasta quedar exhausto,
porque respiro entrecortado y en suspiros,
soñando tu voz, tu alma, tu cuerpo...
Quisiera lamer tus frescos labios,
y saber que tus caderas forman parte de las mías
para acelerar ese momento de magia
con la necesidad de que esa noche no se acabe,
con la necesidad de abrazarme a tu alma.
Gritaría saludando a ese sol que ya se muere;
y así, como quien no quiere
asaltaría tu alma desnudo y rebosante,
recordando eternamente ese fugaz instante
en que yo fui tuyo y tú fuiste mía.
ResponderEliminarEl aire tatúa caricias en la piel, bebe de sus besos, es oxígeno para el alma.
Me ha encantado el poema.
Un beso.
Y a mí me ha encantado tu comentario. Bienvenida.
ResponderEliminarUn poema que desprende mucho amor y muy bonito.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias. La adolescencia es lo que tiene... ;))
ResponderEliminarEspero encuentres mi huella que acabo de dejarla en uno de tus anteriores entradas.
ResponderEliminarUn beso.
La he visto. Me ha encantado. Un abrazo.
Eliminarhola Balagar,
ResponderEliminarte busqué pero no te encontré ...
Serán cosas de blogger. A mí me apareces en mi lista de favoritos. Ahora mismo paso a visitarte de nuevo... ;))
EliminarMe gusta .. creas una especie de adicción de leer todo y kerer leer más ..
EliminarMe encanta abraham ..
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