Hoy me has sorprendido observándote de nuevo, y has sonreido relajada. Has descubierto a mi alma asomándose al bruñido y torpe
lienzo de tu despertar inquieto, desperezándonos en silencio mientras los ojos
se hablan con violencia; salvando la distancia cautelosa entre mi sempiterna
prudencia y la generosidad de tu cuerpo siempre hambriento. Es un nuevo
amanecer, y con él un nuevo reto. Generosa y aún somnolienta has posado con delicadeza en mi
mejilla un madrugador beso. Me has pillado por sorpresa. No diré jamás que tus caricias son fingidas, porque
siempre han sido tan tuyas como mías, pero no me esperaba un despertar tan generoso.
Cercando el oscuro círculo de fuego
de tus ojos perezosos envolveré mis recuerdos de cenizas, venciendo una vez más
este cruento despertar en el que cada uno de nuestros cansados huesos amenazan
romperse entre gemidos satisfechos. Asaltaré la soledad de tu pelvis hirviente
con los fugaces reflejos de la luna empañando tus pestañas de un aura luminosa
y favorecedora, y desnudos proclamaremos a los cuatro vientos que hemos dado
vida de nuevo a un amor que ambos creíamos dormido, y ese amor inclemente y
posesivo se quedará desprotegido, y el que antaño fuera errático y vagabundo se
volverá comprensivo y tierno; porque por primera vez en su vida será libre; y
al no tener dueño perderá el miedo a amar y ser amado, fundiendo tu reflejo y
el mío en un mismo claro y brillante espejo, prescindiendo de toda palabra innecesaria
en cada amanecer, porque las caricias que se dan con los ojos son las que
verdaderamente importan, porque salen directamente del alma.
Envidio tu despertar, qué tengas muchos así te deseo.
ResponderEliminarMuchas gracias. No todos son así de idílicos. A veces cuesta mucho distinguir los sueños de las realidades cuando se acaba de despertar. Todavía no estoy seguro de no haberlo soñado... ;))
ResponderEliminar¡Qué hermoso!
ResponderEliminarMe ha llegado especialmente eso que dices de que las caricias con los ojos son las que salen del alma..., pero yo cuando más con el alma he tocado y he abrazado ha sido cuando mi alma le mandó la orden a mis dedos y a mis brazos y aquellos y estas actuaron
Un placer leerte
Bienvenido, Dalvila. Las caricias que más se disfrutan son, efectivamente, las que se dan y se reciben con las manos; y los abrazos más reconfortantes necesitan irremediablemente de contacto físico; pero la calidez de una mirada es incomparable, porque te llena de una felicidad inmensa. No es un placer físico; es una descarga de energía emocional. Es como acariciarse con el alma...
Eliminarcolgarse de unos ojos y sonreir
ResponderEliminarcolgarse de una caricia del alma....
es esa mirada
la que nadie mas te dedica
la que nadie mejor te procura
los ojos son la mejor caricia
de ese alguien que te ve con esos ojos. con sus ojos...
"De ese alguien que te ve con esos ojos. Con sus ojos", los únicos que son capaces de verte como realmente eres, los únicos que tienen la calidez suficiente para reconfortarte sin necesidad de romper el silencio. Los únicos que saben hacerte reir y llorar en las dosis justas para no perder la cordura proclamando a los cuatro vientos que al fin eres capaz de amar.
ResponderEliminarGracias por tu poema, Jo. Sé bienvenida a mi pequeño rincón de intimidad.
Miradas que acarician, que son luz y amanecer, que envuelven y transforman en sonrisas.
ResponderEliminarPero qué bello es tu blog.
Un beso.
Gracias, María. Pásate cuando quieras por aquí, que serás siempre bienvenida.
EliminarSin duda, cada nuevo día, es un nuevo despertar a la vida.
ResponderEliminarLindo relato, lleno de energía!
Abrazos alados, Balagar...
Y muchas gracias por tu grata visita y tus cálidas huellas en mi morada.
Con tu permiso pasaré a visitarte habitualmente, me ha encantado "tu morada". Es un auténtico paraíso emocional. Sobra decir que estás invitada a revolotear por este mi remanso. Seguro que lo llenas de colorido con el batir de tus inquietas alas. Un fuerte abrazo
EliminarUn nuevo amanecer entrega un abrazo de luz y de vida, un nuevo amanecer es perderse en su piel.
ResponderEliminarHoy he querido dejar aquí mi huella, Balagar, y darte las gracias por volver al mío.
No quiero perder tu blog, lo sigo desde hoy.
Un beso.
Un nuevo amanecer siempre resulta prometedor. Sé bienvenida a mi pequeño rincón de meditación. Te recibo con un cordial y caluroso abrazo. Esta es tu casa siempre que quieras.
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