miércoles, 24 de septiembre de 2014

Otoño. El renacer de la musa.




Mi musa renace en otoño, y se viste de fría niebla para susurrarme al oído promesas y sueños. Parece haberse recuperado de su hastío vacacional y como el espíritu libre y caprichoso que siempre ha demostrado ser, regresa cargada de ímpetu, moviendo mis manos al antojo de su contoneo lascivo.

 Su timidez la aleja de mí en el verano, abochornada y vencida por la canícula estival, pero a ella siempre le ha gustado que la acaricie con palabras, aunque a veces no signifiquen absolutamente nada; y es por ello que siempre regresa, jugando con mis dedos hasta que los versos que condensan sus aleteos provocan mis risas entrecortadas. Al acabar el día descansa en mis brazos y se ofrece vencida cuartilla a cuartilla, aun a sabiendas de que en mi egoísmo intentaré de nuevo hacerla mía para siempre.

Pese a todo lo que encierra de egoísta mi manera de actuar, ella no me guarda resentimiento, y se despierta contenta, haciéndome olvidar la culpabilidad que siempre me provoca haberme sido infiel conmigo mismo.

3 comentarios:

  1. ¡Qué bueno tenerte de nuevo por aquí! déjate embaucar por ella y deja que emborrache tus sentidos. Queremos leer los frutos de esa relación musa-autor. Besos

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Bea. Es un poco como bailar a oscuras. Yo la escucho, y ella me guía, pero el ritmo y la melodía que ella me vá marcando se mezclan confusos a veces, y tropezamos con torpeza hasta que nos acompasamos en una misma pieza. Espero que con el tiempo resulte lo suficientemente armónica para ser compartida. Un beso!!

    ResponderEliminar
  3. Que profundidade sinto você.
    Bjos mil.

    ResponderEliminar

Ayúdame a liberarme de mi prisión. Comenta, debate, discrepa... Todos los comentarios sirven de ayuda porque nos ayudan a mejorar. Tienes la puerta abierta. Exprésate!